
(706 550) Mt 22,15-21 Códice Beza
22,15Entonces los fariseos se fueron y celebraron un consejo sobre la forma en que lo desacreditarían en alguna palabra. 16Y le envían sus discípulos, juntamente con los partidarios de Herodes, a decirle: «Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios realmente y que no te importa la opinión de nadie, porque no haces distinción de personas. 17Qué te parece, ¿es lícito pagar tributo al César o no?». 18 Mas Jesús, conociendo su malicia, dijo: «¿Por qué me ponéis a prueba, hipócritas? 19Mostradme la moneda del tributo.» Ellos le presentaron un denario. 20 Jesús les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?». 21Le dicen: «Del César.» Entonces les dice: «Devolved[1] lo que es del César al César, y lo que es de Dios a Dios.» 22 Al oírlo, se sorprendieron y, dejándolo, se fueron.[2]
Devolved al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios
El enfrentamiento de Jesús con los dirigentes judíos va subiendo de tono. Los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo le habían requerido sobre la autoridad con que actuaba, pero no les dio ninguna respuesta, pues ellos se habían guardado bien de reconocer que el bautismo de Juan era obra de Dios, en quien ellos jamás habían creído (I); se identificaron con el hijo menor de la parábola, orgullosos de haber aceptado el encargo de ir a trabajar a la viña, minimizando que después no fueron (II); evitaron asumir que serían ellos los viñadores homicidas que asesinarían a los sirvientes del Señor de la viña y matarían al heredero, su Hijo, para quedarse con la herencia (III); finalmente, habían quedado en evidencia, con la parábola del rey que celebraba la boda de su hijo: ellos, los primeros en ser llamados a la boda, se habían hecho indignos, pasando a ser los invitados a la boda los marginados de Israel, diseminados por los cruces de los caminos (IV). Los fariseos, al darse cuenta de que las parábolas que Jesús les había dirigido los desacreditaban delante del pueblo, deciden pillarlo en alguna expresión comprometedora. Van a buscarlo del brazo de los partidarios de Herodes, el brazo secular destinado a denunciar al César las palabras hostiles que esperaban que Jesús pronunciaría. Le halagan para que se pronuncie en un tema muy delicado: si se pronunciaba a favor de pagar el tributo al César, perdía el fervor del pueblo; si se negaba, los herodianos lo denunciarían como un sedicioso. Al pedirles él que le muestren la moneda de curso legal con el que se pagaba el tributo, los ha puesto entre la espada y la pared. No se dan cuenta de que, al presentarle un denario, la moneda del tributo, han aceptado en la práctica la autoridad del César, en perjuicio de la autoridad debida solamente a Dios. Jesús se les escapa cambiando el verbo «pagar», esgrimido por ellos, por el de «retornar»: «Devolved lo que es del César al César, y lo que es de Dios a Dios», manteniendo separadas las dos esferas.
Josep Rius-Camps
Teólogo y biblista
[1] Para interpretar correctamente la respuesta de Jesús, se debe tener en cuenta el verbo empleado por sus adversarios, «dar, pagar», un verbo simple en griego (didômi), y el verbo con el que Jesús responde al callejón sin salida planteado por aquellos, «devolver, pagar lo debido», el correspondiente verbo compuesto (apo-didômi). No es lo mismo decir: «Dad/pagad lo que es del César al César, y lo que es de Dios a Dios», que decirles: «Devolved/pagad lo que se le debe al César, etc.» Al César se le ha de pagar lo que se le debe, con la moneda que lleva su efigie, pues es él quien la ha acuñado; a Dios se le ha de devolver la autoridad que los dirigentes judíos, en su propio nombre, le han usurpado, intentando atrapar a su enviado y poderlo acusar de sedicioso delante del César de Roma.
[2] Con este pasaje, en el que Jesús responde una vez más a los ataques de los dirigentes de Israel, se cierra el círculo de los intentos sutiles de sorprenderle en el quebrantamiento de la Ley. Recordando la unidad vigente entre las tres homilías precedentes y la presente, os invito a una lectura seguida de todas cuatro.



