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Mt 16,21-27

Foto: wp-christopher-sardegna-iRyGmA_no2Q-unsplash

(699 543) Mt 16,21-27 Códice Beza

16,21Desde entonces Jesús comenzó a manifestar a sus discípulos que es preciso que él vaya a Jerosólima y que padezca mucho por causa[1] de los ancianos, sumos sacerdotes y letrados y sea ejecutado, y que al cabo de tres días resucite. 22 Pedro, habiéndolo tomado aparte, comenzó a conjurarlo[2] diciéndole: «¡Lejos de ti, Señor! ¡Eso no te pasará jamás a ti!». 23Él, habiéndose girado hacia atrás,[3] dijo a Pedro: «¡Vete detrás de mí, Satanás![4] ¡Escándalo eres para mí, porque no piensas a la manera de Dios, sino del hombre!». 24 En­tonces Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno quiere venir detrás de mí, que reniegue de sí mismo, tome su cruz y me siga. 25Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mi causa, la encontrará. 26En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? 27Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre en compañía de sus santos ángeles, y entonces pagará a cada uno según sus obras.»

«Tu eres Piedra» o «vete detrás de mí, satanás», ¿en qué quedamos?

Mateo ha pasado de alabar la confesión de Simón: «Tú eres el Mesías del Dios que libera», a ponerle el sobrenombre de Kefas: «Tu eres Piedra…» y a tildarlo de secuaz del mismo Satanás: «¡Vete detrás de mí, Satanás!». ¿Cómo se entiende este cambio tan brusco? Jesús acababa de manifestar a sus discípulos por primera vez que su función como Mesías de Israel será un fracaso estrepitoso. Entonces Pedro se lo lleva aparte y se atreve a «conjurarlo», convencido de que la idea que Jesús introduce sobre el Mesías sufriente no formaba parte en absoluto del plan de Dios sobre el Mesías glorioso que los había de liberar de los romanos: «¡Lejos de ti, Señor! ¡Eso no te pasará jamás a ti!». Jesús, que había alabado su confesión, lo censura ahora por su fanatismo satánico: «¡Escándalo eres para mí, porque no piensas a la manera de Dios, sino del hombre!». La pretensión de Pedro de interponerse en el camino que Dios había trazado para el Me­sías («es preciso que… sufra mucho… y sea ejecutado…») representa para Jesús un «escándalo», una «piedra de tropiezo» que se interpone en el camino, sentido originario del término griego skandalon. Jesús no se deja intimidar por Pedro, personificación del mismo Satanás, y lo invita a ponerse «detrás de él», como corresponde a un discípulo, y no delante, como cuando pretendía capitanear la insurrección de los «cinco mil hombres adultos» en el desierto (14,21). El adverbio detrás de mí que presidía la escena, se repite ahora cuando Jesús pone nuevas y durísimas condiciones para ser discípulo suyo: «Entonces dice a sus discípulos: “Si alguno quiere venir detrás de mí, que reniegue de sí mismo, tome su cruz y me siga”», como si volviese a comenzar desde un buen principio. La expresión que sigue juega, paradójicamente, con las dos etapas de la vida humana, presente y futura. La gloria del Hijo del hombre está reservada para la vida futura, cuando venga «en compañía de sus santos ángeles», momento en que, «entonces, pagará a cada uno según sus obras.»

Josep Rius-Camps
​Teólogo y biblista


[1] Un cambio casi imperceptible de una sola vocal de la prep. griega hypo, por causa de (Códice Beza y un códice minúsculo D 1071), por la prep. apo, de parte del (Códice Vaticano y el resto de mss., una variante que ni tan siquiera está señalada en la edición crítica del Nestle-Aland), minimiza la responsabilidad de los dirigentes judíos en la muerte de Jesús: «los ancianos, sumos sacerdotes y letrados», los tres estamentos enlazados con un solo artículo son el sujeto agente tanto del sufrimiento del Mesías como de su ejecución. 

[2] El Códice Beza, avalado por las antiguas versiones latinas, repite la construcción verbal comenzó a + inf. del principio, «Jesús comenzó a manifestar a sus discípulos», contraponiéndole la que Pedro emplea a continuación: «empezó a conjurarlo», cosa que evita el texto usual diciendo sencillamente «conjurándolo». En el preciso momento en que Jesús revela la condición del Mesías sufriente, Pedro se le opone frontalmente.

[3] El texto usual se limita a utilizar el part. del verbo simple strapheis, «habiéndose vuelto», mientras que Beza y muchos otros manuscritos emplean el part. del verbo compuesto epi-strapheis, «habiéndose girado hacia atrás», marcando la dirección hacia donde debería encontrarse Pedro e indicándole que se ponga detrás de él, como buen discípulo.

[4] Esta misma invitación al seguimiento, Jesús la había hecho al diablo en la escena de las tentaciones, según el texto conservado por el Códice Beza y muchísimos manuscritos y por las antiguas versiones en latín, siríaco y copto: «Entonces Jesús le dice (al diablo): “Vete detrás de mí, Satanás» (Mt 4,10). En el texto consensuado per la mayoría de editores se suprime «detrás de mí», privándonos de enlazar la tercera tenta­ción con el escándalo que Simón habría significado para Jesús, si éste no le hubiese parado los pies.

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