
(664 508) Jn 1,1-18 Códice Beza[1]
1,1En el Principio existía el Proyecto, – y este Proyecto dialogaba con Dios,
y un Dios era el Proyecto: – 2 este en el Principio dialogaba con Dios.
3Todo el universo llegó a la existencia por medio de él, – y sin él nada ha existido.
Lo que se ha producido 4 en su seno es [2]Vida, – y la Vida era la Luz de los humanos.
La Luz brilla en la Tiniebla, – y la Tiniebla no la ha atrapado.
Apareció un hombre, enviado de parte del Señor, que tenía por nombre Juan; este vino como testigo para dar testimonio de la Luz, para que todos llegasen a creer por medio de él. No era él la Luz, sino para que diera testimonio de la Luz.
Estaba la Luz verdadera, la que ilumina a todo el género humano, llegando al mundo.
– Estaba en el mundo, y el mundo llegó a la existencia por medio de él,
– y el mundo no lo reconoció.
Vino junto a los suyos, – y los suyos no lo acogieron.
A cuantos lo recibieron, les dio la capacidad de llegar a ser hijos de Dios,
a quienes dan la adhesión a su persona:
– no de ligámenes de sangre, ni de un deseo de la carne, ni de un deseo de varón,
sino que han nacido de Dios.
Y el Proyecto se hizo carne humana – y acampó entre nosotros,
y hemos contemplado su gloria, – gloria como la que el Unigénito recibe del Padre,
leno de Gracia y de Verdad.
Juan da testimonio de él y continúa gritando: «Este es de quien yo dije: “El que viene detrás de mí me ha pasado delante, porque existía antes que yo.”»
ya que de su plenitud todos nosotros hemos recibido, – una gracia por otra gracia.
Porque la Ley se dio por medio de Moisés,
– la Gracia y la Verdad se han hecho realidad por medio de Jesús Mesías.
A Dios, nadie lo ha visto jamás; – el Unigénito Dios que reposa en el seno del Padre,
éste es quien lo ha revelado.
Jesús, el hombre en quien se ha cumplido el proyecto de dios
«En el Principio», antes del Big Bang que dio origen al universo, «existía el Proyecto» que en la eternidad «dialogaba con Dios»: «el Proyecto» que Dios pensaba llevar a cumplimiento «era un Dios». En el seno de este Proyecto, antes de que apareciesen el tiempo y el espacio, apenas esbozado, Dios comunicó su propia Vida: «Lo que se ha producido en su seno es la Vida», la Vida que había de iluminar a los humanos que aparecerían en el espacio y en el tiempo, fruto de la evolución. «La Luz brilló en la Tiniebla», precursora de todo tipo de poder despótico, «y la Tiniebla no la ha podido atrapar». «Estaba la Luz verdadera, la que ilumina a todo el género humano, llegando al mundo»; el Proyecto creador «estaba en el mundo», y el mundo había sido realizado de acuerdo con el Proyecto divino inicial, pero «el mundo no lo reconoció»: la materia, siempre cuantificada, no podía reconocer al Espíritu de Vida inmaterial que Dios había insuflado en su Proyecto. «Vino junto a los suyos», pero la nación que inicialmente lo había recibido y transcrito en forma de Ley no lo acogió —«los suyos, no lo acogieron»— porque no se había presentado en el Templo ni a las autoridades religiosas, y no respetaba el sábado, día en que, según la Ley, Dios había reposado de la obra que había hecho. Y es que Jesús, el primer hombre en quien el Proyecto de Dios ha tomado «carne» de nuestra carne, había abierto —precisamente en día de sábado — los ojos al hombre ciego de nacimiento, mientras les recordaba que «Mi Padre sigue trabajando, y yo también trabajo» (Jn 5,17) todos los días del año. Pero algunos lo acogieron, y «a los que lo recibieron, les dio la capacidad de llegar a ser hijos de Dios»: son «los que dan la adhesión a su persona» porque «han nacido de Dios» superando todo tipo de ligámenes tribales, religiosos, políticos y económicos. «De su plenitud hemos recibido todos nosotros», a partir del momento en que «la Gracia y la Verdad se han hecho realidad por medio de Jesús Mesías» y han alcanzado a ser patrimonio de la humanidad, cuando el fracaso del Mesías ha abierto de par en par las puertas del Reino a todas les naciones.
Josep Rius-Camps
Teólogo y biblista
[1] El Prólogo primigenio estaba escrito en forma poética, a base de incisos binarios (–) que se complementan. Si prescindimos de las dos amplificaciones (de segunda redacción: en cursiva), el Prólogo fluye describiendo poéticamente como «el Proyecto» que Dios tenía pensado desde la eternidad, «En el Principio», ha tomado finalmente «carne» humana en la persona de Jesús de Nazaret.
[2] Los códices Beza y Sinaítico, avalados por las antiguas versiones latinas y coptas, por Tolomeo, Ireneo, Clemente y Orígenes, leen el pr. es, mientras que la mayoría de mss. leen el pasado era. Se trata, a nuestro modo de ver, de una de las lecciones variantes que se presentan en los cuatro evangelios.



