Publicació anterior
Publicació següent

Please install Yoast SEO plugin and enable the breadcrumb option to use this shortcode!

Domingo XIX del tiempo ordinario

Autor: joseph-barrientos-oQl0eVYd_n8-unsplash-WEB

(696 540) Mt 14,22-33 Códice Beza

14,22Inmediatamente apremió a los discípulos a subir a la barca y adelantarse a la otra orilla, mientras él despedía a las multitudes. 23a Una vez que hubo despedido a las multitudes, subió a la montaña, él solo, a orar.

23b Cuando oscureció, estaba él solo allí. 24La barca se encontraba en medio del mar[1]zarandeada por las olas. Es que el viento les era contrario. 25Hacia la cuarta vigilia de la noche se fue paseando hacia ellos sobre el mar.[2] 26 Sus discípulos, al verle que paseaba sobre el mar, se estremecieron diciendo: «¡Es un fantasma!». Y por el miedo dieron un gran grito. 27Al momento les habló diciendo: «¡Coraje! Yo Soy. Dejad de tener miedo.» 28 En respuesta Pedro le dijo: «Señor, si eres tú, ordena que yo vaya hacia ti sobre las aguas.» 29 Le dijo: «¡Ven!». Y, habiendo bajado de la barca, Pedro se puso a pasear sobre las aguas yendo hacia Jesús. 30Pero, al percibir el viento violento[3], tuvo miedo y, como comenzaba a hundirse, gritó diciendo: «¡Señor, sálvame!». 31Al instante, Jesús, habiendo extendido la mano, se acercó a él y le dice: «¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?». 32Habiendo subido ellos a la barca, el viento amainó. 33Los que estaban en la barca se acercaron y se prostraron delante de él diciendo: «Verdaderamente, ¡Hijo de Dios eres tú!».

Mientras Jesús se paseaba sobre el mar, Pedro se hundía

El desenlace de la compartición de los panes y los peces habría culminado en una revuelta contra los romanos por parte de los «cinco mil hombres adultos» que los habían compartido, si Jesús no hubiese «apremiado a los discípulos a subir a la barca y a adelantarse a la otra orilla» y que él, «una vez despedidas las multitudes, hubiese subido a la montaña, él solo, a orar». El texto matiza que «Cuando oscureció, estaba él solo allí», lejos del alboroto de «las multitudes» fanáticas y «de los discípulos» que querían aprovecharse de la coyuntura y proclamarlo Rey, como comentará el Cuarto Evangelio (Jn 6,14-15). La resistencia de los discípulos ha provocado que «la barca se encontrase en medio del mar, zarandeada por las olas», olas que ellos mismos ha­bían levantado con su violencia convertida en viento que las encrespaba. En contraste, como Yahveh en el Paraíso, Jesús («Yo Soy», dirá a los discípulos asustados) «paseaba sobre el mar». Pedro lo ha querido imitar, confiando —como hacen todos los líderes— en sus propias fuerzas, y «se pone a pasear sobre las aguas yendo hacia Jesús». Pero, al percibir el viento violento, tuvo miedo y, como empezaba a hundirse, gritó diciendo: «¡Señor, sálvame!». Jesús extiende la mano y se acerca a él para que no se ahogue por la presión de sus propias seguridades. «¡Hombre de poca fe!», le recrimina, «¿Por qué has dudado?». «Habiendo subido ellos (Jesús y Pedro) a la barca, el viento amainó»: cinco veces se menciona «la barca», articulada desde el principio por el Códice Beza (vv. 22, 24, 29, 32, 33), que representa la comunidad de los Doce. «El viento violento», la violencia que los mismos discípulos habían armado entre los cinco mil hombres dispuestos a hacer un alzamiento, «amainó» cuando Jesús subió a la barca. La confesión de los que estaban en la barca y que se prosternaron delante de él diciendo: «¡Verdaderamente, Hijo de Dios eres tú!», pone énfasis en el «Hijo» (anticipado) y lo subraya con el pronombre personal «tú», siempre según el Códice Beza. 

Josep Rius-Camps
​Teólogo y biblista


[1] Los códices Vaticano, Corideti y unos cuantos minúsculos leen por el contrario: «La barca ya se había apartado de la tierra muchos estadios.» La edición crítica de Nestle-Aland ha adoptado la lección del Vaticano, débilmente atestada, por considerar que la precisión geográfica era más original, cuando aquí lo que se quiere subrayar es la posición simbólica de «la barca» (articulada por el Códice Beza y la mayoría de manuscritos) «en medio del mar», en peligro de ser engullida por las olas que ellos mismos habían encrespado: el «viento violento» lo han levantado ellos al darse cuenta de que Jesús había frustrado un alzamiento militar con los cinco mil hombres adultos que acababan de compartir con él y los discípulos los cinco panes y los dos peces que inauguraban el banquete mesiánico.

[2] El texto usual, con muchas variantes, lee: «Jesús fue hacia ellos caminando sobre el mar.»

[3] La primera vez que Mateo ha hablado del viento, ha precisado que era «contrario» (v. 24), oponiéndose a las ilusiones que se habían hecho los discípulos de aprovecharse de aquellos 5.000 hombres adultos que estaban preparados para hacer un alzamiento mesiánico contra las legiones romanas. Seguidamente, lo ha calificado de «violento», si nos atenemos al Códice Beza y a la gran mayoría de manuscritos (v. 30). Sorprendentemente, en la edición crítica de Nestle-Aland (NA28) figura entre corchetes, en consideración a los críticos textuales que, a pesar de que la mayoría de manuscritos conservan esta lección, no están del todo convencidos de su autenticidad, ya que no figura en los códices Vaticano y Sinaítico. Finalmente, cuando Jesús hubo subido a la barca con ellos, «el viento amainó» (v. 32). Simbólicamente, «el viento» describe la mentalidad belicosa de los discípulos.

Descargar

SUSCRIBIRSE A NUESTRO BOLETÍN

Recibe en tu correo electrónico todas nuestras actualizaciones

© 2023 |  Todos los derechos reservadoss – El Evangeli Actualizado según el Códice Beza – Una web de Edimurtra