
(004 559 715) Lc 1,26-38 Códice Beza
1,26 El sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad galilea, 27 a una joven desposada con un hombre que tenía por nombre José,[a] de la casa de David; el nombre de la joven era Mariam. 28 Al entrar el ángel donde estaba ella, dijo: «¡Alégrate, plenamente agraciada, el Señor está contigo: ¡bendita eres tú entre las mujeres!». 29 Pero ella, al oír eso se inquietó y se puso a reflexionar en su interior qué clase de saludo sería aquél.
30 Le dijo el ángel:
«Deja de tener miedo, María,[b] que has encontrado gracia junto a Dios.
31 Pues mira, concebirás en tu seno y parirás un hijo y le pondrás el nombre de Jesús.
32 Este será Grande y se llamará Hijo del Altísimo,
y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;
33 y reinará sobre la casa de Jacob por siglos y siglos
y su reinado no tendrá fin.»
34 Y María dijo al ángel: «¿Cómo se hará eso, si no conozco ningún hombre?». 35 Como respuesta el ángel le dijo:
«El Espíritu Santo sobrevendrá sobre ti,
y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra;[c]
por eso también el hijo que está a punto de nacer será llamado Consagrado,
Hijo de Dios.
36 Y aquí tienes a Elisabeth, tu parienta, que también ella ha concebido un hijo en su vejez, y este es el mes sexto para ella, la llamada estéril, 37 dado que no será imposible ninguna cosa para Dios.» 38 Y María dijo: «He aquí la sierva del Señor, ¡que se haga en mi según tu palabra!».
Y se apartó de ella el ángel.
De Mariam a María, cambio de nombre motivado por el anuncio del Ángel Gabriel
El anuncio de la concepción de Jesús está enmarcado por el Códice Beza con la mención, en forma de quiasma, «el sexto mes | el mes sexto», y señalado con el cambio del nombre de la joven, «Mariam» (forma aramea, nombre de la hermana de Aarón, profetisa, Ex 15,20), antes de la anunciación, por el de «María» (forma grecizada), después de la salutación del ángel Gabriel; el texto usual le da siempre el de «Mariam»: el cambio de nombre indica el cambio profundo que ella ha experimentado. En cuanto al número seis, tan recalcado, nos transporta a la primera mención en la Bíblia (Gn 1,31), al día de la creación del hombre y de la mujer. El nombre de José, «que tenía por nombre», no es su nombre propio, sino un alias: la intención de Lucas es conectarlo con el patriarca José, hijo de Jacob, vendido como esclavo por sus hermanos. Por otro lado, María será quien pondrá a su hijo el nombre de Jesús, Yahvé salva, por indicación del ángel, a diferencia de Zacarías, que puso a su hijo el nombre de Juan, también por indicación del ángel, rompiendo con la tradición familiar. María pregunta al ángel: «¿Cómo sucederá eso?, si no conozco ningún hombre» capaz de darme un hijo que «será Grande y se llamará Hijo del Altísim». A Jesús le corresponderá la herencia de David, a través de José, pero el trono no lo alcanzará por el hecho de pertenecer a su estirpe, sino por decisión divina: «el Señor Dios le dará» (no dice heredará) «el trono de David». En la persona de Jesús se cumplirá la promesa dinástica (2Sa 7,12), pero él no será el hijo/sucesor de David (Lc 20,41-44), sino «el Hijo de Dios» (1,35). El contraste entre María, una joven, recientemente desposada, pero que aún no convive con su marido, e Isabel, anciana y estéril, es intencionado: las dos mujeres abrazan el pasado, envejecido y estéril, y el futuro, joven y fecundo de Israel, y es que «no hay nada imposible para Dios», cuando los humanos decimos que no hay nada que hacer. María se ha abierto plenamente a la escucha de la palabra. El ángel se aparta de ella una vez cumplida la misión.
Josep Rius-Camps
Teólogo y biblista
[a] La fórmula normal empleada por Lucas para introducir un personaje es «de nombre tal». La empleada aquí, en cambio, es la que designa un seudónimo o alias. Más adelante, cuando Lucas se refiera a la ascendencia de Jesús, el Códice Beza dirá: «Iba Jesús a comenzar a la edad de treinta años, cuando se pensaba que era hijo de José, hijo de Jacob, hijo de Matan…» (ver 3,23ss D). El patriarca José, hijo de Jacob, es el ascendiente de José, marido de María.
[b] El Códice Beza, no así el texto usual, juega con los dos nombres de la joven: el narrador, cuando la presenta por primera vez, dice: «el nombre de la joven era Mariam»; en cambio, a partir del momento en que el ángel se ha dirigido a ella, la llamará siempre por el nombre griego «María» (1,30.34.38.39.41.46.56; 2,3.16.19.34). El texto usual no es consecuente en este punto.
[c] La consciencia humana ha sufrido diversas mutaciones a lo largo de la historia. En el tiempo de Jesús predominaba la consciencia mítica, mientras que entre nosotros predomina ya la racional o mental. Cuando nos acercamos a textos como este de Lucas, proyectamos, sin darnos cuenta, nuestras preguntas y explicaciones racionales y, en el caso de hoy, decimos una barrabasada, como si fuese el Espíritu Santo quien fecundó a María. El termino escogido por Lucas, «cubrir con su sombra» (episkiazô, hacer/proyectar sombra sobre alguien o alguna cosa) es el mismo que empleará en la escena de la Transfiguración (siempre en lenguaje mítico) cuando «una nube cubrió con su sombra» a Pedro, Santiago y Juan, para que pudiesen sintonizar con la voz de Dios, una vez que ya se hubieron despertado (Lc 9,34). La nube, signo de la presencia de Dios, les proporcionó cobertura; es la misma «nube que cubrió la Tienda del encuentro» (Ex 40,34-35 lxx), primera vez que se presenta esta expresión en la Biblia de los Setenta. Pedro, Santiago y Juan se amedrentaron cuando Jesús, Moisés y Elías entraron en la nube; María «se inquietó», peroel ángel la serenó: «Deja de tener miedo, María»,y se mostró plenamente dispuesta a hacer la voluntad del Señor.



