
(006 404 717) Lc 2,22-40 Códice Beza
2,22 Cuando se cumplieron los días de la purificación del niño, de acuerdo con la Ley de Moisés, se lo llevaron a Jerosólima para presentarlo al Señor, 23 como está escrito en la Ley del Señor: «Todo varón que abre la matriz será llamado Consagrado para al Señor», 24 y para ofrecer un sacrificio, tal como está dicho en la Ley del Señor: «Un par de tórtolas o dos pichones de paloma.»
25 Había un hombre en Jerusalén, que tenía por nombre Simeón; el hombre este, justo y piadoso, esperaba expectante la consolación de Israel, y El Espíritu Santo estaba con él. 26 Pero había sido avisado en una revelación del Espíritu Santo que no vería la muerte sin que hubiera visto al Mesías del Señor. 27 Movido por el Espíritu fue al Templo y, cuando los padres introdujeron al niño Jesús, a fin de llevar a cabo ellos, según la costumbre de la Ley, lo que le concernía, 28 también él lo acogió en sus brazos, bendijo a Dios y dijo:
29 «Ahora vas a liberar a tu esclavo, mi Dueño,
según tu palabra, en paz,
30 porque mis ojos han visto tu salvación,
31 la que habías preparado en presencia de todos los pueblos:
32 Luz para revelación
y gloria de tu pueblo, Israel.»
33 Estaba su padre, y la madre, maravillándose por lo que se decía de él. 34 Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Mira: este ha sido destinado para ruina y para levantamiento de muchos en Israel, como una señal de contradicción; 35 pero a ti misma una espada te traspasará el alma, para que se revelen de muchos corazones los razonamientos.»
36 Ana, una profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, también ella era provecta en muchos días y años; había vivido siete años con un hombre, a partir de su estado de soltera, 37 y después viuda: en total, ochenta y cuatro años; no se aportaba del santuario, dando culto a Dios con ayunos y oraciones de noche y de día. 38 En este preciso momento se presentó y se puso a dar gracias a Dios y a hablar de él a todos los que esperaban el rescate en Jerusalén.
39 Cuando llevaron a cabo todo eso, conforme a la ley del Señor, regresaron a Galilea, a su ciudad, Nazaret, tal como había sido predicho por el profeta: «Se llamará Nazoreo.»[a]
40 El niño, Jesús, se fortalecía e iba creciendo, llenándose de sabiduría, y la gracia de Dios habitaba en él.
Zacarías, Ana y el profeta Isaías hablan de Jesús de Nazaret
A diferencia del texto usual, donde se habla en plural de la purificación «de ellos», de María y del niño, el Códice Beza, avalado per las versiones antiguas en latín, siríaco y copto, habla tan solo de la purificación del niño, del rescate que habían de pagar los israelitas por sus primogénitos (Ex 13,2.13.15), quienes, una vez consagrados al Señor, le pertenecen, recordando la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto. Simeón es presentado con un seudónimo: «Había un hombre en Jerusalén, que tenía por nombre Simeón», haciendo una clara alusión al sumo sacerdote Simeón, el justo, del s. III-II a.C. (cf. Sir 50), que esperaba expectante la consolación de Israel y que ahora se reactiva. Simeón, que había sido avisado en una revelación del Espíritu Santo que no vería la muerte sin haber visto al Mesías del Señor, fue al Templo inspirado por el Espíritu, toma al niño en sus brazos, y lo presenta como el futuro salvador de Israel. Según Beza, el Cántico de Simeón queda circunscrito a Israel: «Luz para revelación y gloria de tu pueblo, Israel», mientras que todos los otros manuscritos lo amplían a todas las naciones paganas: «Luz que se revela a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel», relacionándolo con Is 42,6; 49,6. Lucas reserva la revelación a los paganos para el segundo volumen (cf. Hechos 13,47). Dirigiéndose a María, Simeón le predice que este niño «ha sido destinado para ruina y para levantamiento de muchos en Israel, como una señal de contradicción» y que a ella una espada le traspasaría el alma. A continuación presenta a Ana, una profetisa, que no se apartada del santuario rindiendo culto con ayunos y oraciones. Tenía 84 años, 12 septenarios, desglosados en 2 septenarios de soltera, 1 de casada (Israel-Esposa) y 9 de viuda (Israel que se ha apartado del Señor): Lucas resume en esta figura toda la historia de Israel. Siguiendo de cerca Mt 2,23, Lucas-Beza relacionan por simple asonancia «Nazaret» con «Nazoreo».
Josep Rius-Camps
Teólogo y biblista
[a] Lucas-Beza (el texto alejandrino omite todo este inciso) relacionan de alguna manera, por simple asonancia, «Nazaret» con «Nazoreo». A diferencia de Mateo (2,23) que habla de un dicho de los profetas, en plural, el Códice Beza hace referencia al profeta por excelencia, sin nombrarlo («el profeta», en sg. y con art.). De «Nazaret» habría derivado el gentilicio «Nazareno», natural de Nazaret (cf. Jn 1,45). Lucas, según el Códice Beza, emplea las formas «Nazareno» y «Nazoreo» en sentidos bien diversos: «Nazareno» haría referencia a un título mesiánico cargado de sentido político y a las circunstancies políticas que rodeaban a Nazaret después de la destrucción por los romanos de la capital de Galilea, Séforis, tan cercana a esta aldea; «Nazoreo» sería igualmente un título mesiánico, pero sin connotaciones negativas. El Códice Beza es coherente en el uso de estos dos títulos bien diferenciados, no así el texto alejandrino.



