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Domingo II del tiempo ordinario

Foto de Christopher Sardegna en Unsplash

(009 406 719) Jn 1,35-42 Papiro 66

1,35 Al día siguiente, Juan se encontraba nuevamente allí y dos de entre sus discípulos.

36 Habiendo fijado la mirada en Jesús que se paseaba, dice: «He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo37 Sus dos discípulos lo oyeron cuando hablaba y siguieron a Jesús. 38 Jesús se giró y, al ver que lo seguían, les dice: «¿Qué buscáis?» Ellos le dijeron: «Rabí, que quiere decir «Maestro», ¿dónde habitas?». 39 Les dice: «Venid y ve­réis.» Fueron, pues, y vieron donde habitaba y se quedaron con él el día aquel. La hora era precisamente la décima.

40 Andrés era el hermano de Simón Pedro, uno de los dos discípulos que habían oído a Juan y que lo habían seguido. 41 Este encontró primeramente a su propio hermano, Simón,[a] y le dice: «Hemos encontrado al Mesías», que quiere decir «Ungido»; 42 lo condujo a Jesús. Habiéndolo mirado fijamente, Jesús dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Joanan,[b] tú te llamarás Cefas»,[c] que quiere decir «Piedra».

 Andrés y el discípulo amado, de discípulos de Juan a discípulos de Jesús

El autor del escrito conocido como Evangelio de Juan comienza, como corresponde al llamado por algunos El libro de las señales, con un Prólogo poético y, a continuación, con un relato prosaico, donde se describe la primera semana de la nueva creación. Nos encontramos hoy en el tercer «Al día siguiente», día en que apareció la tierra y el mar en la primera semana de la creación (Gn 1,9-13). Juan fija la mirada en Jesús que se paseaba por allí y lo presenta como el Cordero de Dios a sus dos discípulos preferidos, Andrés y, siempre innominado, aquel que será designado como «el Discípulo a quien Jesús amaba», pasándolos de inmediato a Jesús. «Jesús se gira y, al ver que lo siguen, les dice: “¿Qué buscáis?”» Buscaban donde Jesús tenía su refugio. Por toda respuesta les dice: «Venid y veréis.» La primera comunidad amada de Jesús, «dos discípulos», observan el nuevo hábitat de Jesús, después que este tuvo la experiencia del Espí­ritu, y se quedan a vivir con él «el día aquel», un día que comprende toda la vida pública de Jesús: «La hora era por comparación la décima» (lit.), en referencia a la primera aparición de este número ordinal en la Biblia: «El primer día del mes décimo, cuando aparecieron las cumbres de las montañas» después del diluvio (Gn 8,5), que se corresponde con el día tercero de la creación. Andrés va a buscar a su hermano Simón y le comunica su nueva experiencia: «Hemos encontrado al Ungido» por Dios, «el Mesías». No consta ninguna reacción de Simón. Andrés lo conduce a Jesús, iniciando así el grupo de voluntarios que llevarán a Jesús todo tipo de ciegos, cojos, sordos (en sentido figurado), para que Jesús los libere. Jesús se lo mira fijamente, como había hecho el Bautista con él, si bien él entonces «se paseaba» por el Paraíso, mientras que Simón ha tenido que ser «conducido» por su hermano a Jesús, lo examina a fondo e, intuyendo que sería el líder del grupo, le anuncia que será conocido por el sobrenombre de «Cefas», que quiere decir «Piedra», por su dureza en la manera de ser y de actuar. Jesús no lo llama ni se dice de momento que él lo siga.

Comentario bíblico:
Josep Rius-Camps
Teólogo y biblista


[a] Andrés y Simón son hermanos de sangre, naturales de Cesarea de Filipo. Uno, Andrés, fue uno de los discípulos preferidos que Juan pasó directamente a Jesús; el otro, Simón, no fue a Jesús por propia iniciativa, sino «conducido» por su hermano Andrés. Según testimonio del Discípulo amado, Jesús no le dirá por primera vez: «Sígueme», sino después de hacerle tragar las tres negaciones y, por segunda y última vez, con mucho énfasis: «¡Tú a mi sigue!» (lit.), y no al Discípulo amado (Jn 21,15-22). No se comprueba que lo haya seguido.

[b] Mateos-Barreto, El Evangelio de Juan, p. 121, sostienen que también Simón habría sido discípulo de Juan Bautista, si bien como un disidente, por la fuerza del artículo determinado en el dicho de Jesús: «Tú eres Simón, el hijo de Juan», tomando el término «hijo» en el sentido de discípulo, y no como un patronímico. En el Codice Beza hay aquí una laguna, pero en Jn 21,15.16 y 17 se presenta de nuevo el patronímico de «Simón de Joanan», apareciendo el nombre de «Joanan» en griego con una sola ‘n’, y no con dos, como se lo cita a lo largo de todo el libro.

[c] Juan, al igual que Pablo, emplea el termino arameo cefes (kepha), perolo traduce de inmediato al griego por petros, un nombre común que significa «piedra». 

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