
(017 414 727) Jn 3,12-21 Códice Beza[a]
3,12 Si cuando os he hablado de las cosas de la tierra no creéis, cómo será cuando os hable de las cosas del cielo, ¿me creeréis? 13 Nadie ha subido al cielo sino el que del cielo ha bajado, el Hijo del hombre. 14 Y, así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es preciso que sea alzado[b] el Hijo del hombre, 15 a fin de que todo aquel que le da su adhesión tenga vida eterna. 16 Porque así Dios mostró su amor al mundo, hasta el punto de dar al Hijo unigénito, a fin de que todo aquel que le da la adhesión no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salvara por medio de él. 18 Por eso, quien le da la adhesión, no es juzgado; en cambio,[c] quien no cree, ya está juzgado, porque no ha ha dado su adhesión al Nombre del Unigénito Hijo de Dios. 19 El juicio consiste en que la Luz ha venido al mundo y han preferido los hombres la Tiniebla a la Luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo el que obra la maldad odia la Luz y no va hacia a la Luz, a fin de que no sean censuradas sus obras por el hecho de ser malas;[d] 21 en cambio, el que obra la verdad va hacia la Luz, a fin de que sus obras queden de manifiesto, ya que han sido realizadas de acuerdo con Dios.
La Luz ha venido al mundo y los hombres han preferido la tiniebla a la Luz
El pasaje que se nos propone comentar comienza ya en 3,12: «Si cuando os he hablado de las cosas de la tierra no creéis, cómo será cuando os hable de las cosas del cielo, ¿me creeréis?», lo que hace de bisagra entre el Diálogo con Nicodemo, en segunda persona del singular («En verdad, en verdad te lo digo», 3×), y el Monólogo de Jesús, en segunda persona del plural, dirigido a la comunidad post-pascual. El abajamiento del Hijo del hombre se corresponde con su alzamiento; el cielo de donde ha bajado, con la cruz que le ha servido de grúa/elevador, como dice san Ignacio, el obispo de Siria (IEph 9,1). Juan emplea la semejanza con la serpiente de bronce que Moisés alzó en el desierto y que da vida a los que habían sido mordidos por las serpientes venenosas, con el fin de expresar el sentido profundo de la cruz de Jesús que se ha erigido en estandarte y fuente de vida para todos los que le dan su adhesión: «Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salvara por medio de él. Por eso, quien le da la adhesión, no es juzgado; en cambio, quien no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito Hijo de Dios.» No habrá, pues, un Juicio final, porque ya ha tenido lugar en la cruz: «El juicio consiste en que la Luz ha venido al mundo y han preferido los hombres la Tiniebla a la Luz, porque sus obras eran malas.» Resuenan les palabras del Prólogo: «La Luz brilla en la Tiniebla y la Tiniebla no la ha atrapado» (Jn 1,5). Antes de la venida de la Luz, «los hombres» habían quedado atrapados por todo tipo de ideologías opresoras. A Jesús, lo han querido silenciar colgándolo de un patíbulo, y ahora resulta que el hecho de «ser alzado» ha significado a la par su muerte y su exaltación definitiva. El autor del libro sitúa la resurrección de Jesús en el momento en que le abrieron el costado y brotó sangre y agua (Jn 19,34). Todo aquel «que obra la verdad va hacia la Luz, a fin de que sus obras queden de manifiesto, ya que han sido realizadas de acuerdo con Dios».
Comentario bíblico:
Josep Rius-Camps
Teólogo y biblista
[a] El Diálogo de Jesús con Nicodemo finalizaba con un lamento dirigido a Nicodemo y extensible a los fariseos y dirigentes judíos representados por él (3,3-11). En segunda redacción, el autor del escrito lo desenvuelve en una especie de Monólogo para hablar, no ya de las cosas terrestres, como había hecho hasta entonces, sino de las cosas celestes (3,12-21). Los primeros vv. 12-13 no figuran en la lectura dominical, que incomprensiblemente la inician con la comparación: «Y, así como Moisés levantó la serpiente en el desierto…»
[b] Juan emplea el verbo hypsoô, «alzar» aquí, en voz activa, hypsôsen, «alzó», poniendo como sujeto agente a Moisés, y «alzarse», en voz pasiva, hypsôthênai dei, «es preciso que sea alzado», sin explicitar el agente; estos agentes materialmente fueron los soldados romanos que alzaron la cruz, pero en el fondo fue Dios mismo quien lo exaltó (pasivo divino), donde el impersonal «es preciso» indica que formaba parte del plan divino. La misma expresión se presenta en Jn 12,32.34, en boca de Jesús, primero: «y yo, cuando sea alzado (ean hypsôthô) de la tierra, a todos los atraeré hacia mí», e inmediatamente en boca de la multitud preguntándole a Jesús: «y ¿cómo es que tú dices: “Es preciso que sea alzado (dei hypsôthênai) el Hijo del hombre”?». Lucas la empleará en el mismo sentido en Hch 2,33 y 5,31.
[c] + de, «en cambio», Papiros 33, 63, 66, 75, muchos mss. unciales y cursivos, antiguas versiones latinas, siríacas y coptas, así como Ireneo; laguna en el Códice Beza. De ahí mi traducción «Por eso… en cambio».
[d] + hoti ponera estin, «por el hecho de ser malas», Papiro 66 y varios mss. unciales y cursivos, antiguas versiones latinas e Ireneo; laguna en el Códice Beza.



