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Domingo III de Pasqua // Lc 24,35-49 Códice Beza

(022 419 732) Lc 24,35-49 Códice Beza

Foto de Benjamin DeYoung en Unsplash

24,35 Y ellos mismos contaban lo que les había ocurrido por el camino y que se les había dado a co­nocer en la fracción del pan. 36 Mientras ellos hablaban de todo esto, él se presentó en medio de ellos.[a] 37 Sin embargo, ellos, aterrorizados y despavoridos, pensaban contemplar un fantasma.[b] 38 Pero él les dijo: «¿Por qué estáis turbados y por quérazón semejantes dudas suben en vuestro corazón? 39 Mirad mis manos y mis pies: yosoy en persona. Palpad y ved, el espíritu no tiene huesos ni carne, como veis que yo tengo.» [40][c]

41 Aún ellos no se lo acababan de creer, de tanta alegría, y estaban sorprendidos: cuando dijo: «¿Tenéis algo aquí de comer?» 42 Le ofrecieron un trozo de pescado asado. 43 Y tomándolo, comió en presencia de ellos, 44 y les dijo: «Estas son mis palabras las que os dirigí mientras aún estaba con vosotros, a saber: “Es preciso que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, y los Profetas y los Salmos referente a mí.”» 45 Entonces les desbloqueó la mente para que comprendieran las Escrituras 46 y les dijo: «Así está escrito: que el Mesías padece­ría y resucitaría al tercer día 47 y se predicaría en su nombre el arrepentimiento yel perdón de los pecados con vistas a todas las naciones paganas comenzando por los de Jerusalén.[d] 48 Yvosotros, además,sois testigos de ello. 49 Y yo, por mi parte, envío mi promesa sobre vosotros; pero vosotros, quedaos sentados en la ciudad, hasta que os revis­táis de la fuerza que viene de la altura

Entonces les desbloqueó la mente para que comprendieran las Escrituras

El inicio del texto que leemos hoy figura al final del amplio relato sobre los discípulos de Ulammaús (Emaús). Estos, de vuelta a Jerusalén, «encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos» y les contaron la experiencia que acababan de hacer por el camino cuando Jesús se les dio a conocer en la fracción del pan. «Mientras ellos hablaban de todo esto –continua–, él se presentó en medio de ellos. Sin embargo ellos,aterrorizados y despavoridos, se creían contemplar un fantasma.» La reacción de los Once instalados en Jerusalén contrasta con la experiencia del Resucitado que acababan de hacer los de Ulammaús. A estos, Jesús les había tildado de «insensatos y de corazón indolente»; a los Once y al resto de discípulos los interpela: «¿Por qué estáis turbados y por quérazón semejantes dudas entran en vuestro ­corazón?». Lucas, en la misma onda que Juan, tiene también serios problemas con las comunidades de los docetas, quienes sostenían que el Salvador tenía tan solo un cuerpo aparente, puramente espiritual. Como ya había hecho Juan, intenta descalificarlos dejando bien claro que el Resucitado es el mismo Jesús con quien habían comido y bebido con tanta frecuencia: «Ved mis manos y mis pies: yo soy el mismo. Palpad y mirad, el espíritu no tiene huesos ni carnes, como veis que yo tengo.» El Resucitado no es un «espíritu fantasmal». Es tan auténtico como el Jesús con quien habían compartido anteriormente la vida. Juan y Lucas insisten en este aspecto utilizando unas imágenes que tomadas literalmente deformarían la experiencia real que pretenden expresar. Ignacio, el obispo de Siria, años más tarde morirá devorado por las fieras, víctima de los alborotos provocados por los docetas y judaizantes. La incomprensión de los discípulos es una constante en los cuatro evangelios. Jesús les ha de abrir la mente para que comprendan las Escrituras. Entraba de pleno en el plan de Dios que el Mesías fracasara; su muerte ha abierto las puertas a «todas las naciones paganas». La Promesa continúa en pie, pero antes ellos se han de revestir con «la fuerza que viene de la altura».

Comentario bíblico:
Josep Rius-Camps
Teólogo y biblista


[a] El texto alejandrino añade el saludo de Jesús: «¡Paz a vosotros!», calcado de Jn 20,19.21.

[b] Todos los manuscritos, salvo el Beza, leen «un espíritu». Sin embargo, tanto en Mc 6,49 como en Mt 14,26, los discípulos, al ver a Jesús que se paseaba sobre el mar durante la tempestad, «creían que es un fantasma». Lucas no menciona, después de la compartición de los panes, la tempestad desatada por los discípulos, como lo presentan Mc 6,47-52; Mt 42,13b-33 y Jn 6,16-21.

[c] El texto alejandrino añade: 24,40 «Y habiendo dicho esto, les muestra las manos y los pies.» El Códice Beza, apoyado por todas las antiguas versiones latinas y siríacas, no contiene este versículo. Por otro lado, esta precisión recuerda la de Jn 20,20: «Y habiendo dicho esto, les mostró las manos y el costado», que habría sido la fuente de inspiración.

[d] El texto alejandrino lee de forma diversa: «se predicaría en su nombre el arrepentimiento para el perdón de los pecados en todas las naciones paganas comenzando por Jerusalén».

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