
(025 422 735) Jn 15,9-17 Códice Beza
15,9 Tal como el Padre me ha amado, también yo os he amado a vosotros: permaneced en mi amor. 10 Si mis mandamientos observáis, permaneceréis en mi amor, como también yo los mandamientos de mi Padre he observado plenamente[a] y permanezco en su amor. 11 Os he dicho precisamente todo esto para que mi alegría esté también en vosotros y vuestra alegría alcance la plenitud.
12 Este es mi mandamiento, que os améis los unos a los otros como yo os he amado. 13 Un amor más grande que éste nadie lo tiene, a saber, que inmole su vida por sus amigos. 14 Vosotros, en efecto, sois mis amigos si hiciérais lo que yo os estoy mandando. 15 Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe qué hace su señor. A vosotros, en cambio, os he llamado amigos, porque todo aquello que he oído de parte de mi Padre os lo he dado a conocer. 16 No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os ha elegido a vosotros y os he destinado para que vayáis vosotros y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca, para que todo aquello que pidiérais al Padre en mi nombre os lo conceda. .17 Esto es lo que os estoy mandando: Amaos los unos a los otros.
Amaos los unos a los otros como yo os he amado
Jesús compara el amor con el que ha amado a sus discípulos con el amor con que el Padre le amó a él, una muestra de la entera sintonía que hay entre Jesús y su Padre: «Tal como el Padre me ha amado, también yo os he amado a vosotros: permaneced en mi amor.» Les pone, sin embargo, como condición que observen sus mandamientos y, nuevamente, los compara con los de su Padre: «Si mis mandamientos observáis, permaneceréis en mi amor, como también yo los mandamientos de mi Padre he observado plenamente y permanezco en su amor.» Jesús utiliza la misma palabra que empleaban los judíos en la Torá y que nosotros nos la hemos apropiado, «los mandamientos», pero especifica «mis mandamientos», igual que «los mandamientos de mi Padre», que superan los diez mandamientos, los derechos de toda persona. Jesús ya les había hablado de ello, reduciéndolos a uno solo: «Un mandamiento nuevo os doy, que os améis los unos a los otros, como también yo os he amado, a fin de que también vosotros os améis los unos a los otros» (Jn 13,34).
A renglón seguido, si embargo, lo enmarca con una inclusión, al principiuo y al final: «Este es mi mandamiento, que os améis los unos a los otros tal como yo os he amado.» // «Esto es lo que os estoy mandando: Amaos los unos a los otros.» Estas repeticiones sirven para recalcar lo que él considera más esencial. Después de enmarcarlo, precisa cuál ha sido la muestra del amor que les ha manifestado: «Un amor más grande que éste nadielo tiene, a saber, que inmole su vida por sus amigos.» Eso sí, los considera sus amigos, siempre y cuando hagan lo que les está mandando. Ya no son siervos, sino sus amigos, «porque todo aquello que he oído de parte de mi Padre os lo he dado a conocer», a fin de que —concluye— «deis fruto, y que vuestro fruto permanezca». Nos sorprendió, cuando nos dimos cuenta de que el Discípulo a quien Jesús amaba, autor del mal llamado Evangelio de Juan, había hecho dos redacciones y que tan solo en la segunda redacción insistiese una y otra vez en el tema del amor fraterno. Posiblemente una parte de la comunidad oyente lo habría olvidado, como nos ocurre a menudo en la iglesia marcada por el derecho canónico.
Comentario bíblico:
Josep Rius-Camps
Teólogo y biblista
[a] Silenciando un kai adverbial, kagô = kai egô, también yo, y con una sutil transposición de las palabras, el Códice Vaticano y el Papiro 66 no diferencian entre «los mandamientos del Padre» de Jesús y «los diez mandamientos de Dios», como si fuesen una misma cosa. Los códices Beza y Sinaítico contraponen los diez mandamientos de la Ley a «mis mandamientos», «el mandamiento nuevo» (Jn 13,34) que Jesús quiere inculcar a sus discípulos. La mayoría de manuscritos y ediciones modernas oscilan entre una y otra versión.



