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Lc 2,15-21

Foto de Steve Knutson en Unsplash

711 555 Mt 25,31-46 Códice Beza

25,31Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria y todos los ángeles en compañía suya, entonces se sentará en su trono glorioso: 32 congregarán en su presencia a todas las naciones, y él separará unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.  33Situará las ovejas a su derecha y los cabritos a la izquierda. 34Entonces el Rey dirá a los de su derecha: «Venid, los bendecidos por mi Padre, recibid en herencia el Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. 35Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; 36 desnudo, y me vestisteis; estaba enfermo, y me visitasteis; estaba en la prisión, y vinisteis a verme.» 37 Entonces los justos le responderán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te alimentamos; o que tenías sed, y te dimos de beber? 38¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; y desnudo, y te vestimos? 39 O ¿cuándo te vimos enfermo o en la prisión, y fuimos a visitarte?». 40 Y en respuesta el Rey les dirá: «En verdad os digo: todo aquello que hicisteis a uno de estos hermanos míos[1] más pequeños, a mí me lo hicisteis.» 41 Entonces dirá también a los de la izquierda: «Apartaos de mí, los malditos, al fuego eterno que mi Padre preparó[2] para el diablo y sus ángeles. 42Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de deber; 43 era forastero, y no me acogisteis; desnudo, y no me vestisteis; enfermo o en la prisión, y no me visitasteis.» 44 Entonces también ellos le responderán diciendo: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la prisión, y no te asistimos?». 45Entonces les responderá diciendo: «En verdad os digo: todo aquello que no hicisteis a uno de estos los más pequeños, tampoco a mí me lo hicisteis.» 46 Y estos irán a un castigo eterno; los justos, en cambio, a una vida eterna.

El Juicio de las naciones que impartirá el Hijo del hombre al fin de los tiempos

El año litúrgico concluye con la última enseñanza que, según Mateo, Jesús impartió a los discípulos, sentado como en una cátedra, en el Monte de los Olivos enfrente del Templo. Se conoce como el juicio de las naciones paganas que impartirá el Hijo del hombre (ni Marcos ni Lucas mencionan este juicio) cuando venga en su gloria acompañado de todos los ángeles, sentado entonces en su trono glorioso. Pero no tiene nada que ver con los juicios de la Audiencia o de nuestros Tribunales de justicia. Lo hará a la manera del pastor que separa las ovejas de los cabritos. Pondrá a su derecha a los justos y les dirá: «Venid, los bendecidos por mi Padre, recibid en herencia el Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; desnudo, y me vestisteis; estaba enfermo, y me visitasteis; estaba en la prisión, y vinisteis a verme.» Los justos no se lo podrán creer y le replicarán punto por punto cuándo tuvo lugar todo aquello. Jesús, tomando entonces el título de Rey, les responderá: «En verdad os digo: lo que hicisteis a uno de estos hermanos míos, los más pequeños, a mí me lo hicisteis.» Toda la vida de Jesús estuvo marcada por esta preferencia por «los más pequeños», a quienes el Códice Beza califica de «hermanos míos». No tiene nada de extraño que, cuando actúe como Juez universal, lo haga también en estos términos. En cuanto a los de la izquierda, a quienes reprobará en los mismos términos, pero en negativo, de no haber hecho nada por los más pequeños: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que mi Padre preparó para el diablo y sus ángeles», echemos un velo sobre ello. Transcribo tan solo la última respuesta que les dará: «En verdad os digo: aquello que no hicisteis a uno de estos los más pequeños, tampoco a mí me lo hicisteis.» Mateo lo presenta como un juicio que tendrá lugar al fin de los tiempos, pero nosotros ya lo podemos anticipar al tiempo presente y quedarnos con la parte positiva.

Josep Rius-Camps
Teólogo y biblista


[1] El Códice Beza y la mayoría de manuscritos y versiones antiguas conservan esta lección.

[2] El Códice Beza, avalado por algunos minúsculos y muchas antiguas versiones latinas, siríacas y coptas, así como Ireneo y Cebrián, conservan la lección más dura; los códices Vaticano, Sinaítico y el resto de manuscritos, con algunas versiones latinas, siríacas y coptas, la han debilitado «que ha sido preparada». Han querido evitar el implicar al Padre de Jesús en la ‘preparación del fuego eterno’. Lo habrán leído al pie de la letra. Todo forma parte del proyecto del Dios creador que ya tenía pensado antes de la creación del mundo. La realización o el malbaratamiento de este proyecto es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros.

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