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Mt. 15,21-28

Foto: ellie-ellien-lJxYfjJRVto-unsplash

(697 541) Mt 15,21-28 Códice Beza

Jesús, habiendo salido de allí, se retiró hacia las regiones de Tiro y Sidón. Y he aquí una mujer cana­nea, que había salido de aquellos confines,[1] iba gritando detrás de él[2] diciendo: «¡Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada». Él, sin embargo, no le respondió palabra. Sus discípulos se acercaron y le pidieron diciendo: «Despídela, ya que va gritando desde detrás nuestro».[3] Él en respuesta dijo: «No he sido enviado sino para estas ovejas,[4] las perdidas de la casa de Israel». Ella, no obstante, vino a postrarse delante de él diciendo: «¡Señor, ayúdame!». Él respondió diciendo: «No es lícito tomar el pan de los hijos y ech arlo a los perritos». Ella contestó: «Sí, Señor, pero también los perritos comen de las migas que caen de la mesa de sus señores». Entonces él le respondió: «Mujer, grande es tu fe, que se haga como tú quieres». Y su hija se curó a partir de aquel momento. 

Jesús se retira al extranjero y pasará allí la cuarentena

Después de un grave altercado con los fariseos y los maestros de la Ley, venidos de Jerusalén para recriminarle que sus discípulos no respetaban las tradiciones de los ancianos: «Jesús, habiendo salido de allí, se retiró hacia las regiones de Tiro y Sidón», territorio cananeo. Mientras se dirigía hacia allí, aparece en escena «una mujer cananea que había salido de aquellos confines e iba gritando detrás de él: “¡Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David!”». Para comprender la escena, hay que tener en cuenta que tanto Jesús como la Cananea han «salido», uno, fuera de Israel; la otra, fuera de tierra pagana. Nos encontramos en tierra de nadie. A la comitiva de Jesús, además de los discípulos, se ha unido —tan solo según el Códice Beza— la mujer cananea que representa la tierra de Canaán que los israelitas habían conquistado. Sus discípulos se acercaron y le pedían: «Despídela, ya que va gritando desde detrás nuestro». Grita «desde detrás» de los discípulos y «detrás de» Jesús muy preocupada por su hija: «Mi hija está malamente ende­mo­niada». Del hecho de ir «detrás de» Jesús deducimos que es una discípula, si bien no de origen judío, sino cananeo. Del grito que profiere insistentemente tanto «detrás de» Jesús como «desde detrás» de los discípulos, inferimos que tiene una ideología fanática centrada en el Me­sías davídico. Jesús no le hace ni caso, pero sus discípulos la quieren silenciar. Él le abre una rendija: «No he sido enviado sino para estas ovejas, las ovejas perdidas de la casa de Israel». La Cananea, consciente de que Canaán pertenece también a Israel, no se inmuta: «¡Señor, ayúdame!». Jesús la pone a prueba con ironía: «No es lícito tomar el pan de los hijos y echarlo a los perritos». Ella contestó: «Sí, Señor, pero también los perritos comen de las migas que caen de la mesa de sus señores». La fe/adhesión a la persona de Jesús: «Mujer, grande es tu fe, que se haga como tú quieres», consigue lo que se había propuesto: «Y su hija se curó a partir de aquel momento».

Josep Rius-Camps
Teólogo y biblista


[1] Jesús y la Cananea han «salido», haciendo cada uno su éxodo, como expresa perfectamente la construcción en espejo: «Jesús (A), habiendo salido de allí» (B) /\ «una mujer cana­nea (B), que había salido de aquellos confines» (A).

[2] Únicamente el Códice Beza conserva este detalle, un detalle que habría sido eliminado muy pronto, al consi­derar un contrasentido que una mujer pagana de Canaán fuese discípula de Jesús, como indica de por si esta expresión y se deduce del grito repetido con que se dirige a él: «¡Señor, Hijo de David!», asi como de la respuesta final de Jesús alabando su «fe», su adhesión a su persona. La ausencia de este detalle, que connota familiaridad, cambia por completo la interpretación de este pasaje. El evangelista diferencia netamente entre el grito que pronuncia la cananea «detrás de» (opisô) Jesús, en tanto que discípula suya, y lo que tanto ha molestado a sus discípulos cuando le pedían que la despidiese porque iba gritando «des de detrás (opisthen) nuestro».

[3] Tan solo Beza, que ha conservado el primer adverbio, opisô, «detrás de él», de Jesús, nos permite hacer un juego de palabras con el segundo, conservado por todos los mss., opisthen, «desde detrás nuestro», de los discípulos de Jesús. Jesús, sus discípulos y la mujer cananea forman un solo cortejo y tienen en común que están haciendo un éxodo mancomunado fuera de Israel.

[4] Nuevamente tan solo Beza conserva el pronombre demostrativo tauta, «para estas ovejas, les ovejas perdidas de la casa de Israel», incluyendo Canaán entre las ovejas perdidas que el Mesías tenía que reunir. La Cananea está convencida de que lo hará como «Hijo de David»; Jesús, con su silencio, no otorga a la petición de la Cananea. Le hará caso solo cuando sus discípulos se la quieran quitar de encima y cuando ella, haciendo caso omiso de la Ley judía («No es lícito», Beza, versiones antiguas en latín y siríaco y Orígenes; «No está bien», resto de mss.), aceptará de buen grado la fina ironía de Jesús que no empleaba el término despectivo «perros», que a los ojos de los judíos designaba a los paganos, sino el diminutivo familiar «perritos»: «Sí, Señor, pero también los perritos comen de las migas que caen de la mesa de sus señores.» La Cananea utiliza tres veces el vocativo «Señor», al dirigirse a Jesús, y una cuarta el plural «señores» con una clara asonancia entre kynariôn (perritos) y kyriôn (señores). Tanto es así que el escriba del Códice Beza, la cuarta vez, ha escrito errónea­mente kynariôn, en lugar de la lección correcta kyriôn. Un escriba posterior (Ds.m. = segunda mano del Códice Beza) se dio cuenta y puso dos puntitos sobre la sílaba –na– del término kynariôn indicando así que se debía suprimir.

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