
(672 516) Mt 5,38-48 Códice Beza
5,38Habéis oído que se dijo: «Ojo por ojo, diente por diente.» 39 Pero yo os digo: No os resistáis al Maligno. Al contrario, si alguien te pegara en la mejilla, preséntale también la otra; 40 a quien quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, le dejarás también el manto, 41y a quien te obligue a caminar una milla ve con él aún otras dos. 42A quien te pide dale, y a quien quiera pedirte un préstamo, no le des la espalda.
43Habéis oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.» 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen; haced el bien a los que os odien y orad por los que os maltraten y persigan,[1] 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. 46Porque, si amaseis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también eso los recaudadores de tributos? 47 Y si tan solo saludáis a vuestros hermanos, ¿que hacéis de extraordinario? ¿No hacen también lo mismo los paganos? 48Sed, pues, perfectos vosotros, como perfecto es vuestro Padre que está en los cielos.
Ojo por ojo, diente por diente… el cuento de nunca acabar
Completamos hoy las cinco antítesis que ya enunciamos el domingo pasado, con las que Jesús recalcaba al máximo que no había venido a anular la Ley, sino a «llevarla a su plenitud». La cuarta se ha hecho proverbial: «Ojo por ojo, diente por diente.» Tristemente sigue vigente aún hoy en día y determina las conductas de los pueblos y buena parte de las relaciones humanas, como la cantinela del cuento de nunca acabar que se repite hasta cansar a quien la escucha. Jesús considera que el inventor de esta cantinela es el Maligno y que los discípulos no se han de dejar seducir por ella, sino resistirse en cualquier situación en que se encuentren. Lo ejemplifica con tres situaciones: una bofetada, un pleito, verse obligado a llevar una carga durante mil pasos. Jesús opta por la no resistencia física en las pretensiones del Maligno: «A quien te pide dale, y a quien quiera pedirte un préstamo, no le des la espalda.». En lo referente a la segunda antítesis, «Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo», la segunda parte no se encuentra así en la Ley. El hebreo, una lengua pobre, no tiene el comparativo. Es una expresión forzada que equivale a «No tienes por qué amar a tu enemigo», donde el verbo «odiar» se tendría que traducir frecuentemente por «amar menos». Pero Jesús, va más allá: «Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldigan; haced el bien a los que os odien y orad por los que os maltraten y persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos.» El texto alejandrino no ha ido tan lejos, y se ha conformado con la primera parte. Los recaudadores de tributos, mal vistos por el pueblo, pues se aprovechaban de su cargo para extorsionar a la gente, no hacen nada extraordinario si aman a quienes les aman, como tampoco los paganos, si saludan tan solo a sus hermanos. La opción de Jesús sigue el modelo del Dios Creador, para quien hacer el bien no conoce fronteras: hace «salir su sol sobre malos y buenos», sin otorgar ningún tipo de privilegio a nadie.
Josep Rius-Camps
Teólogo y biblista
[1] Los códices Vaticano y Sinaítico y, consecuentemente, la edición del Nuevo Testamento griego, NA28, consideran que el Códice Beza, bien avalado por muchísimos mss. unciales y minúsculos y por muchas versiones antiguas, habría tomado esta presunta amplificación del paralelo de Lc 6,27-28. Lo más probable, sin embargo, es que ya se encontraba en el original de Mt y que Lc, como de costumbre, la hubiera hecho suya. Se trata de un dicho muy atrevido de Jesús referente a los enemigos, que concuerda plenamente con la manera como Dios Padre «hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos», sin hacer distinciones.





