
Fiesta Jesús Rey
(034 0025) Lc 23,32-43 Códice Beza
Llevaban también a otros dos sediciosos para que fuesen ejecutados con él. Cuando llegaron al lugar llamado La Calavera, allí lo crucificaron a la vez que a los sediciosos, uno a la derecha, el otro a la izquierda.[i] Se repartían entre ellos sus vestidos tirando los dados. Se había situado el pueblo para verlo. Se mofaban de él y le iban diciendo:[ii] «A otros has salvado, sálvate a ti mismo, si Hijo eres de Dios, si eres el Mesías, el Elegido.»[iii] Lo escarnecían también los soldados acercándosele; además, le ofrecían vinagre diciendo: «Salud, ¡Rey de los judíos!», después que le hubieron ceñido además una corona de espinas.[iv] Estaba también la inscripción que tenía inscrita sobre él en caracteres griegos, romanos, hebreos: «el rey de los judíos es este.»[v] Uno de los sediciosos lo injuriaba.[vi] Pero el otro reaccionó y se puso a conjurarlo diciendo: «¿Es que no tienes tú temor de Dios, tú que te encuentras en la misma condena en que estamos involucrados también nosotros? Y nosotros por cierto justamente, pues el castigo merecido por lo que habíamos hecho estamos recibiendo; este, en cambio, no ha hecho nada malo.» Y girándose hacia el Señor le dijo: «Acuérdate de mí, el día de tu venida.» Jesús, en respuesta, dijo al que había hecho aquel reproche: «¡Ánimo! Hoy estarás conmigo en el paraíso.»[vii]
«¡Ánimo!, hoy estarás conmigo en el paraiso»
Nos encontramos en «el lugar llamado La Calavera», no en el Lugar donde se esperaba que se manifestase el Mesías, en el Templo, donde crucificaron a Jesús «a la vez que a los otros dos sediciosos». Tres son un conjunto de crucificados, con Jesús como culpable de la sedición, según reza la sentencia dictada por los romanos. El pueblo de Israel se había situado a lo lejos para ver el espectáculo. Se mofaban del Mesías, el Elegido, colgado de un patíbulo. Los soldados le escarnecían: «”¡Salud, Rey de los judíos!”, después que le hubieron ceñido una corona de espinas.» La causa de su condena estaba escrita en el rótulo en griego, latín y arameo: «el rey de los judíos es este.» Hasta aquí el espectáculo que no ha parado nunca de ser representado por el nuevo pueblo de Dios, situado también al resguardo a lo lejos. Los focos convergen ahora en los dos sediciosos. Uno le injuria por considerarlo el responsable de la sedición. El otro reacciona y se pone a conjurarlo: «¿Es que no tienes tú temor de Dios, tú que te encuentras en la misma condena en que estamos involucrados también nosotros?» Son dos de los muchos discípulos que se habían distanciado de Jesús porque no compartían su pacifismo y, ahora, uno de ellos reconoce públicamente que Jesús «no ha hecho nada malo», no ha sido él el promotor de la sedición. «Y girándose hacia el Señor le dice: “Acuérdate de mí, el día de la tu venida.”» ¿Esperaba aún una intervención espectacular de Dios que liberase a su Mesías y los salvase también a ellos, pero no en tono de mofa como le escarnecían los dirigentes? Jesús, en respuesta, dijo al que hacía aquel reproche: «¡Ánimo! Hoy estarás conmigo en el paraíso.» El «reproche» del «buen ladrón» ha consistido, según Beza, en el conjuro que ha lanzado al que injuriaba a Jesús (Vv. 39-40). Jesús reconforta al discípulo que se ha arrepentido y le asegura que «hoy», en el presente de Dios, estará en compañía suya «en el paraíso». El contraste no podía ser más duro: del Gólgota al Paraíso de los primeros padres. Jesús nos ha abierto la Puerta en el Lugar más inesperado.
Josep Rius-Camps,
teólogo y biblista
Traducido por: Carmen Martínez de Sas
[i] Muchos manuscritos, entre los cuales el Códice Sinaítico, añaden aquí el v. 34a: «Pero Jesús decía: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen”», una glosa inspirada probablemente en Hch 3,17 (7,60). Nestle-Aland la ponen entre corchetes dobles por considerar que este pasaje no pertenece al texto original.
[ii] Según el texto alejandrino fueron «también los dirigentes» los que proferían este reproche.
[iii] El Códice Vaticano lo dice de forma diversa: «que se salve él mismo, si es él el Mesías de Dios, el Elegido.»
[iv] El escarnio de los soldados no es tan categórico en el Vaticano y muchos otros códices: «Si eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo», omitiendo además la referencia a la coronación de espinas.
[v]¿Se inspira Lucas-Beza en Jn 19,19? La redacción de Juan es significativamente diferente: «Pilato hizo escribir también un rótulo y lo puso sobre la cruz: “jesús el nazoreu, el reY de los judios” […] y estaba escrito en hebreo, latín, griego.» La redacción de la inscripción es más simple también en el Vaticano y algunos otros códices: «Había también una inscripción sobre él: “el el reY de los judios (es) este”.»
[vi] El texto alejandríno explicita el contenido de la injuria: «diciendo: “¿No eres tú el Mesías? Pues ¡sálvate a ti mismo y a nosotros!”».
[vii] El contenido de los vv. 42-43 es muy diferente en el texto alejandrino (con algunas lecciones variantes): «e iba diciendo: “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.” Y (Jesús) le dijo: “Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.”»




